“Yo os digo: es preciso tener todavía caos dentro de sí para poder dar a luz una estrella danzarina”
F. Nietzsche
La frase arriba señalada, acompañaba y desafiaba el escritorio del poeta Oscar Castro. Esas palabras serán hoy el punto de partida para pensar de una forma distinta al poeta hermano de las flores. No seré yo quien diga que Castro fue anarquista. Me interesa, eso sí, rescatar y exponer algunos datos sobre su olvidada vinculación con los libertarios, pues pienso que aquello nos permitirá complejizar un poco más la imagen que de él se conserva[1].
Oscar Castro y Los Inútiles, brevísimas siluetas
Nació en la Rancagua de 1910 y murió en el Santiago de 1947. Su corta vida y su prolija obra están ligadas a la ciudad minera y al mundo campesino que le circunda. Ante todo fue un impulsor cultural y un poeta, uno que además de versos escribió novelas, cuentos, artículos periodísticos y obras de teatro. Y “ser buen cuentista, buen novelista y buen poeta, no es hazaña común” -dirá por su obra Manuel Rojas[2]. Camino en el alba (1938), Viaje del alba hasta la noche (1940), Las Alas del Fénix (1943), Reconquista del Hombre (1944), Rocío en el trébol (1950) y Glosario gongorino (1948), son sus libros de poemas; Huellas en la tierra (1940), Comarca del jazmín (1945), La sombra de las cumbres (1956) corresponden a cuentos; en la novela encontramos Llampo de sangre (1950), La vida simplemente (1951) y Lina y su sombra (1958). Seres y sombras y Política fueron sus obras de teatro, supuestamente no estrenadas.
24 años tenía cuando creó junto a sus afines el Grupo Los Inútiles de Rancagua, entidad cultural compuesta por periodistas y escritores, precursora de innumerables iniciativas literarias y políticas en aquella ciudad. Era el año 1934[3]. Además de libros publicados por ellos mismos (Talamí) y por las diversas casas editoriales del país, Los Inútiles dieron vida a las revistas Verbo (1934), Nada (1936) y Actitud (1943). Realizaron ferias de libros, revistas radiales, levantaron un liceo nocturno y organizaron numerosas conferencias en Rancagua y sus alrededores. Lucharon contra la indiferencia cultural de la ciudad a fuerza de una tesonera labor, y en esos locos años treinta, su causa también fue la del antifascismo.
Ahora es tiempo de conocer a los anárquicos que hicieron contacto con Los Inútiles. Sigue leyendo →